Espiritualidad de la Sociedad

LA ESPIRITUALIDAD


La caridad, ejercida como la describe el Apóstol [Pablo] (cf. 1 Cor 13, 4-7 y 2 Cor 5, 14) forma todo lo constitutivo substancial de la Unión”[24] … “así, todos deben estar siempre animados por el verdadero espíritu de la más perfecta caridad”.

La Unión se inserta en el proceso dinámico del amor misericordioso de la Santísima Trinidad. Dios se dona a sí mismo al hombre y a todas las creaturas para reconciliar todas las cosas consigo y entre sí, y para llevar toda la humanidad y la creación entera a la salvación y a la perfección en Cristo (cf. Ef 1, 10 y Col 1, 20). Como s. Vicente Pallotti, los que pertenecen a la Unión, de todo corazón, se dejan impregnar por el amor infinito de Dios (cf. Mc 12, 30), se entregan al servicio y al cumplimiento de la voluntad de Dios que se les manifiesta sobre todo en la Sagrada Escritura, en las enseñanzas de la Iglesia y en los signos de los tiempos.

La espiritualidad específica de la Unión es el seguimiento de Cristo, Apóstol del eterno Padre. En la fe y en la caridad, los miembros de la Unión se proponen permanecer unidos a Cristo crucificado, resucitado y presente entre ellos (cf. Mt 18, 20), se empeñan en imitar su amor al Padre y a todos los hombres y desean realizar plenamente su estilo de vida y de apostolado.

En comunión con María, Reina de los Apóstoles, los miembros de la Unión se comprometen a preparar el camino de Cristo en el corazón de los hombres. Con ella se unen en oración, como en el Cenáculo, para pedir la fuerza del Espíritu Santo (cf. Hch 1, 13s)[28] que continuamente los hace capaces de recibir y dar el amor que renueva todas las cosas (cf. Sal 104, 30).

San Vicente Pallotti fundó la Unión para servir a la Iglesia que continúa la misión de Cris-to en la tierra, y es signo e instrumento de la unidad universal que Dios llevará a su plenitud. Para eso, los miembros de la Unión se comprometen a permanecer en comunión con el Papa y con los obispos.

Los miembros viven la unidad fundada en el amor evangélico y, doquiera se encuentren forman grupos de espíritu misionero, abiertos a colaborar entre sí y con todos (cf. Jn 13, 34s; 15, 12 y 17, 21).